Vergüenza
18 de mayo de 2021, Jürg Messmer
Toda mi vida me he avergonzado de mí mismo por ser tan egocéntrico. Una y otra vez quería salvar el mundo y me quedaba solo intentando -como se sospecha- salvarme solo a mí mismo. Hasta el día de hoy, eso sigue siendo así. Probablemente seguirá siendo una sombra mientras yo sea humano, o piense esto. Tratando de salvar el mundo, pensando. Invertir el pensamiento. Invertir, volver...
Siempre avergonzado de mi educación, de mi complicado mundo, a veces deseando ser una persona sencilla, trabajando, sudando, amando, enfadándome; incluso despotricar o blasfemar, un poquito. Simplemente vivir, aunque sea tomando unas cervecitas en la mesa sencilla de los de siempre. A veces, he buscado la proximidad de los borrachos, los indigentes y las putas. También quería salvarlos, por supuesto. Oh Dios, cuántas veces he hecho el ridículo, y luego a menudo he pensado que sí, que ya soy la persona sencilla que me gustaría ser. A veces tengo que reír, o la risa se me atasca en la garganta.
Sí, incluso quería salvar al mundo entero. Aún así, porque soy testarudo. No sé nada más. Mi terquedad es el bastón con el que me mantengo en pie. Jesús, Cristo, el Sanador, el Salvador del Mundo, en eso he dejado la piel, aunque la iglesia y sus siervos me hayan molestado más que a menudo. Nunca he sabido como realizar el "amar al prójimo como a uno mismo", y no me bastaba con ser amable y decente, aunque normalmente lo fuera, o lo intentara. Me he conformado, en todo momento, por miedo a hacer siempre algo malo. Solo que nunca he sabido cómo hacerlo bien. Miedo de entonces estar ahí solo, solo, pero bien. Mortal.
Así que siempre he buscado mi tarea, una importante por supuesto, pero primero una que también pudiera disfrutar. Cumplir simplemente con mi deber nunca me ha convenido. Ni siquiera hoy. Soy un egoísta. Y me avergüenzo en consecuencia. Pero no puedo entender este deber que no da alegría. Aunque a veces he experimentado la alegría en el simple cumplimiento del deber. Simplemente porque hago algo que hay que hacer. Y entonces, por un momento, ya no tengo que pensar.
Así que aunque desee no tener que pensar más, eso es puro egocentrismo. Solo quiero encontrar la paz. Pero aún así experimentar algo, algo interesante, algo nuevo, sin asustarme de inmediato.
Me avergüenzo cuando soy tacaño, pero casi más cuando doy dinero para ayudar; incluso eso es solo para sentirme bien conmigo mismo. No, ¡no quiero eso! Pero sí, ¿por qué no? Quiero sentirme bien, porque sentirse mal también se siente mal. En el mejor de los casos lo soporto, me retuerzo como puedo y pienso que lo bueno volverá pronto. Pero al mismo tiempo espero: tal vez pueda disfrutar de lo malo tanto como de lo bello, que en realidad es mucho más fugaz.
Tengo que pensar en la lombriz que surca la tierra, entrándole por delante, luego atravezándole todo el interior y saliendo por detrás, de nuevo. El mismo movimiento dentro y fuera. Y eso sin saber lo insensato que puede parecer a distancia. Pero, la lombriz es una parte del todo, sin saberlo. Pero ¡qué sé yo de eso! Un conocimiento que no sirve de nada una vez que lo conoces. Porque la vida no se repite, siempre es diferente. Es extraño como funciona esta "naturaleza", como llega a ser un esqueleto tan huesudo, como el mío; contra todo conocimiento mejor, o gracias a él. ¡Por el amor de Dios!
A menudo me siento avergonzado, pero al mismo tiempo pienso en lo agradable cuando la sangre fluye a través de mí. ¡Ay, que rico, cuando se llenan de sangre las mejillas, toda la cabeza, el cuello, el pecho incluso el cuerpo, de la sangre de la vergüenza! La vergüenza es casi un salvavidas, ¡mucho mejor que medicamentos! No sé por qué tanta gente prefiere vivir sin vergüenza. Piensan que serían más ellos mismos, e historias como esa. A veces pienso que el ser humano no está hecho de tierra, sino de cuentos, y que la vida siempre se está reinventando en las personas, aunque lo nuevo no se vea en el horizonte a primera vista. Porque nuestro horizonte es muy limitado, desde el nacimiento hasta la muerte en el mejor de los casos, por lo que apenas hay tiempo para dejar que algo bueno florezca en paz.
Por encima de todo, algunas personas quieren satisfacerse a sí mismas; y entonces se hace difícil. Las terapias o los intentos de optimización no sirven de mucho, porque si la idea general no es correcta, no puede salir nada bueno de ella, salvo probablemente lo que sea entonces el residuo de este intento, y de lo que por lo menos se puede esperar que alguien pueda seguir utilizándolo; como el oxígeno que producen los árboles sin necesitarlo o pensarlo, sin el cual nosotros, los humanos, o los demás, no podemos vivir. ¡Así que hay esperanza!
PD: Sigo con ello: estoy salvando el mundo. No me importa si solo es mi trasero. Entonces es el culo del mundo. Bien provisto de sangre, gracias a la vergüenza.
Canciones:
Me despierta sentimientos de vergüenza, así mejor "Despacito", Luis Fonsi
Se aguanta muy bien la vergüenza con "la fuerza del corazon", Alejandro Sanz
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