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La fe y las montañas 

21 de marzo de 2021, Jürg Messmer

En pocas palabras: Vivian y yo estábamos sentados en el Café La Luna en Xela, habíamos pedido una copa de vino cada uno, y tratamos de distinguir entre el Cabernet Sauvignon y el Merlot con una prueba a ciegas, que realmente no funcionó, ni siquiera para mí, el reconocido y experimentado catador :-). Y así sucedió que ella bebió el Cabernet Sauvignon, y yo el Merlot, aunque yo hubiera preferido el Cabernet Sauvignon, pero luego preferí el otro.

Así que la distribución fue fácil al final, y ambos obtuvimos el que queríamos. Bueno, yo también quería fumar un cigarrillo, y le pedí que me lo permitiera -como siempre con un poco de remordimiento, pero también con gracia, esperando que soportara mi ausencia, tan solo como mujer. Y salió bien. Cuando volví de fumar en la calle, ella estaba buscando cuentos cortos, y había encontrado esto para compartirlo conmigo. Y me dejó leerlo en voz alta.

Enseguida pensé, quiero publicarlo tal como es, esperando que me lo permitan. Bueno, no lo sé con seguridad. Pero aquí está el cuento, ¡por una vez corto!

La fe y las montañas

[Minicuento - Texto completo.]
Augusto Monterroso

Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.

FIN

(La oveja negra y demás fábulas, 1969)

Fuente: gracias a Casa digital "CIUDAD SEVA" del escritor Luis López Nieves

PD: Augusto Monterroso era centroamericano y vivió en Guatemala en tiempos de cambio. Hablando de montañas, el altiplano guatemalteco está lleno de ellas. Algunos con nombres curiosos como La Muela, El Cacique Dormido, El Cerro Quemado. Montañas llenas de historias o leyendas. Montañas de fe, montones de esperanzas o sueños, y temblores y terremotos incluso erupciones...

Palabras claves: Cuentos-cortos

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