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Círculo de deudas 

12 de abril de 2021, Jürg Messmer

Hace pocos días, Erika nos contó este cuento en su salón de baile, y me alegró mucho este relato simple y pensé que tal vez también unos gobiernos podrían inspirarse de tales ideas o que algunos ya han aprendido algo de ellas. Incluso en gobiernos hay gente que leen cuentos y no solo analizan datos. Le pedí a Erika que me lo pusiera por escrito. Y ella lo hizo, adaptándolo a Guatemala. En su lugar humilde no solo bailamos pero tambien nos quejamos y alegramos, y compartimos cuentos, chistes y a veces unas cervecitas.

 

Círculo de deudas

Había una vez, un pequeño pueblo muy próspero porque era visitado por muchos turistas debido a su hermosa naturaleza, como montañas y paisajes únicos, y más que nada la calidez de sus habitantes. Pero de repente, comenzó una crisis económica mundial que también golpeó fuertemente a este poblado por lo que la gente tenía que prestar y pedir prestado y pagar con favores, pues no había movimiento de dinero. Las deudas se estaban acumulando y la desesperación y angustia crecían igual.

Cierto día llegó, por fin un viajero, era un hombre dueño de una compañía y quería descansar un par de semanas en aquel paradisiaco lugar; sin embargo, también era muy quisquilloso y siempre buscaba el lujo y la perfección. Inmediatamente se dirigió al hotelito y le dijo al dueño del hotel que tenía intenciones de quedarse dos semanas y que iba a dejarle $100 para reservar una habitación, pero con la condición de que, si después de dar un paseo por el pueblo unas horas y no le gustaba tendría que devolverle el dinero.

El hotelero muy feliz aceptó la condición y salió detrás del turista pensando confiadamente que aquel viajero se enamoraría del pueblo como todos y decidó ir a pagar la deuda que tenía con el carnicero, quien gustosamente recibió el dinero y decidió pagar lo que le debía al granjero que le proveía carne. El granjero, aunque sorprendido por no saber de donde salió el dinero, lo tomó y decidió hacer lo mismo. Fue a la tienda de alimentos de animales y saldó su cuenta con el tendero y este inmediatamente pensó en la chica sexo servidora quien ya lo había amenazado de no darle más servicios si no cancelaba la deuda. Cuando esta chica recibió los $100, no dudó en pagar la habitación del hotel que usaba con sus clientes. En cuanto ella pagó al hotelero la deuda, regresó el viajero decepcionado pues no le había gustado el pueblo tan simple y sin comodidades por lo que tomó sus $100 y se fue. 

Con la llegada de este turista todos quedaron satisfechos pues pudieron pagar sus deudas en poco tiempo, dándose cuenta de la importancia de hacer circular el dinero.

 

PD: Ayer, mientras regresábamos de nuestro paseo dominical hasta la Iglesia de la Transfiguración -que se encuentra en una colina con una hermosa vista de la ciudad- al Parque Simón Bolívar, y sentados en las paredes del quiosco, como hacemos a menudo, le leí esta historia a Vivian, diciéndole que me había preguntado si yo era este viajero, o parte de ese círculo de deudas. Ambas cosas, dijo ella, por supuesto.

PD2: Mi hermano mayor y lector me recordó inmediatamente esta historia, que sí encaja. Gracias: "El Camello número 18".

Una canción, tal vez, ¿como esa? "Quemadas por las deudas"

1 Kommentar

Hans Staub, 16. abril 2021

Que linda foto. Esto me recuerda a mi querido Perú.

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